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Salud medioambientalJonatan RapaportMateria que estudia la forma en que las condiciones y los cambios medioambientales afectan a la salud humana. El ser humano forma parte de un ecosistema global, en el que la salud y el bienestar están estrechamente interrelacionados con el conjunto de los componentes del medio ambiente. Tradicionalmente, el medio ambiente ha sido considerado como el medio físico, químico y biológico en que las personas viven, es decir, las condiciones del aire, del agua, del suelo y del clima. Según este enfoque, los temas habituales que trata la salud medioambiental son la contaminación del agua y del aire, la calidad de los alimentos, los desechos peligrosos, los tóxicos y los pesticidas en el medio ambiente, el ruido y la legislación medioambiental. Últimamente se han agregado temas como la evaluación del riesgo y de la exposición medioambiental, la radiación y el estudio de la vulnerabilidad de determinados grupos humanos y la calidad medioambiental global (Gochfeld y Goldstein, 1999:37). Sin embargo, existe un enfoque aún más amplio, llamado “ambiente favorable a la salud” (supportive environment for health), acuñado en la Primera Conferencia Mundial sobre la Promoción de la Salud de Ottawa, Canadá, en 1986, y elaborado con mayor detalle en la Tercera Conferencia de Sundsvall, Suecia, en 1991 (WHO, 1991), que combina los aspectos físicos y los aspectos sociales del entorno humano. Considera el hábitat, la comunidad local, el hogar y el ambiente laboral. También incluye el marco que determina el acceso a los recursos para la vida, y las oportunidades para el empoderamiento. De esta manera, la acción para crear un ambiente propicio tiene múltiples dimensiones: físicas, sociales, espirituales, económicas y políticas. Cada una de estas dimensiones está interrelacionada con las otras de manera dinámica (Haglund, 1997:7). Ahora bien, aunque es el más amplio, este enfoque es también más ambiguo y difícil de analizar. Por otra parte, añadamos que, desde la perspectiva de las situaciones de catástrofes, la salud medioambiental hace hincapié en cuestiones de provisión de agua y saneamiento, así como de control de enfermedades transmisibles, en poblaciones de refugiados[Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,ver ACNUR, Refugiado: definición y protección, Refugiados, Campo de, Refugiados: impacto medioambiental, Refugiados medioambientales, Refugiados: problemática y asistencia, Reintegración de refugiadosy desplazados, ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), Salud de los refugiados] y de desplazados internos, o de comunidades que han sufrido modificaciones en las condiciones habituales de su hábitat (Davis y Lambert, 1995). En cuanto al medio ambiente físico, los riesgos medioambientales para la salud se pueden dividir en dos categorías principales. La primera trata de la falta de acceso a los recursos medioambientales esenciales, entre los cuales los más importantes son el agua potable, el alimento, el cobijo, el combustible y el aire puro. La segunda categoría trata de la exposición ante riesgos medioambientales, que incluyen los agentes biológicos (microorganismos como bacterias, virus y parásitos), y los agentes químicos y físicos nocivos para la salud presentes en el entorno humano (WRI, 1998:7). El crecimiento económico tiene un importante papel en las modificaciones del medio ambiente, que incluye procesos como la sustitución de la agricultura sostenible familiar por otra más intensiva, la industrialización y el aumento en el uso de la energía. Todos estos procesos tienen un profundo impacto sobre el medio ambiente físico y por tanto afectan a la salud humana. a) La intensificación agrícola puede crear riesgos sustanciales al exponer a los trabajadores y a las comunidades al contacto con pesticidas tóxicos, contaminando reservas subterráneas de agua y creando plagas resistentes a los pesticidas. La deforestación, la irrigación mal controlada y la construcción de presas pueden llevar a un incremento de las enfermedades transmitidas por vectores, tales como el paludismo y la esquistosomiasis. b) Laindustrialización puede incluir aspectos nocivos para la salud como los riesgos laborales, la exposición a sustancias y a vertidos tóxicos, la radiación, la polución del aire, la contaminación acústica y la presencia de deshechos en el medio ambiente. Estos riesgos amenazan especialmente a los obreros y las poblaciones cercanas a las factorías. Tal exposición parece ser cada vez más frecuente en los países en desarrollo, sobre todo en los países asiáticos en proceso de rápida industrialización. c) El aumento del uso de la energía, necesario para responder a la demanda de la creciente industria, conlleva nuevos problemas. Esta demanda, ya enorme en los países desarrollados, está aumentando con mayor velocidad en los países en desarrollo. La contaminación del aire por emisiones industriales y de vehículos sigue siendo difícil de controlar, incluso en los países más desarrollados. El uso de combustible fósil (fossil fuel) altera el clima del planeta, provocando a su vez un rango predecible de impactos sobre la salud debido a sequías, inundaciones, tormentas severas y un incremento de la incidencia de enfermedades transmitidas por insectos como el paludismo, la fiebre amarilla, el dengue y otras. d) El rápido crecimiento urbano desarrollo urbano y salud urbana). Los problemas de la salud medioambiental varían significativamente de una región a otra, reflejando diferencias geográficas, climáticas y, probablemente lo más importante, en el nivel de desarrollo socioeconómico. Muchos de los problemas de la salud medioambiental están asociados con la pobreza y con la carencia de recursos básicos. En cuanto al daño medioambiental global, los países ricos son los que más contribuyen a la contaminación externa, al calentamiento de la atmósfera, a la producción de lluvias ácidas, a la acumulación de los deshechos sólidos y de productos tóxicos. Sin embargo, es en los países empobrecidos donde se pierden más vidas y es mayor la exposición a los riesgos de salud derivados de la contaminación y los productos tóxicos. Asimismo, es en estos países donde la pérdida de medios de vida como consecuencia de la degradación de la tierra, la desertización, la deforestación y la pérdida de la diversidad biológica es mayor (PNUD, 1998:66). Actualmente, muchos países en desarrollo están afrontando una doble carga de problemas medioambientales; por un lado, los viejos problemas aún sin solucionar, como la falta de acceso al agua potable y el saneamiento inadecuado y, por el otro, problemas emergentes como la contaminación industrial. En estos países, la materia fecal y los pesticidas pueden contaminar las fuentes de agua para el consumo humano, a la vez que la quema de combustibles fósiles provocan la contaminación del aire. Los efectos negativos de los procesos con gran potencial para deteriorar el medio ambiente y la salud pública, que acompañan al desarrollo económico, son evitables. La experiencia demuestra que es posible gestionar el crecimiento económico de manera que se pueda preservar la calidad del medio ambiente y al mismo tiempo proteger la salud humana (Kreisel, 1998). Sin embargo, esto no puede lograrse como resultado de la mera actuación de las fuerzas del mercado, sino que hace falta una determinada actuación de los poderes públicos. Para alcanzar los beneficios del crecimiento económico y a la vez minimizar sus efectos nocivos, se requiere una mayor conciencia sobre las relaciones entre el medio ambiente y la salud, así como un enfoque multidisciplinario de los problemas de la salud pública. En concreto, sería necesario dedicar mayores esfuerzos para atajar las desigualdades que provocan que las comunidades pobres con mayores niveles de vulnerabilidad y de exclusión social padezcan en mayor medida las amenazas medioambientales, tanto en el Norte como en el Sur. J. R. Bibliografía
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