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Seguimiento y Evaluación Participativos (SEP)Néstor ZabalaMétodo de seguimiento y evaluación de los proyectos de desarrollo mediante la participación conjunta de las agencias de desarrollo, la administración y la población local. El seguimiento y la evaluación son dos tareas esenciales en la gestión del ciclo del proyecto de desarrollo, a fin de juzgar la eficiencia de éste y el grado de consecución de sus objetivos. Habitualmente, tales funciones las han desempeñado técnicos externos midiendo y comparando las acciones y sus resultados con indicadores preestablecidos según procedimientos estandarizados. El método Seguimiento y Evaluación Participativos, SEP (Participatory Monitoring and Evaluation, __PME), surge como alternativa a este sistema tradicional, ya que se basa en que la población local, las agencias de desarrollo y los gestores públicos se reúnan para decidir juntos cómo se debe medir el progreso del proyecto y qué acciones se deben tomar a partir de los resultados de la evaluación. El enfoque SEP ha atraído un creciente interés en diferentes círculos de la cooperación para el desarrollo, ya que al incorporar la participación de la población, con sus puntos de vista y aspiraciones, es más fácil obtener una visión real de lo que ocurre sobre el terreno. Además, dado que este método da las riendas a la población, contribuye a su aprendizaje, al desarrollo de sus capacidades y a su empoderamiento. Algunos precedentes del SEP se remontan ya a los años 70, cuando surgen las primeras metodologías y enfoques participativos. Pero la idea de una evaluación participativa ha ido ganando peso posteriormente, debido al creciente interés y desarrollo de dichos enfoques participativos; al deseo de dotar de más legitimidad a los proyectos de desarrollo, especialmente cuando su financiación ha disminuido, y a una creciente voluntad de las ONG de reflexionar sobre sus experiencias en base a las percepciones y conocimiento de la población rural. El SEP aporta diversas novedades respecto a los métodos convencionales de seguimiento y evaluación, como se percibe en la tabla comparativa adjunta. Estos rasgos distintivos se derivan de sus cuatro principios básicos: a) La __participación, que significa incluir a la población en el diseño del proceso y en el análisis de los datos, siendo ésta la principal diferencia respecto a los sistemas convencionales. b) El aprendizaje, sobre todo práctico, como fundamento para una mejora y acción correctiva continuadas. c) La negociación entre el mayor número de personas implicadas (población, agentes de la cooperación, administración) para consensuar qué debe ser objeto de seguimiento y evaluación, cómo y cuándo se recogerán los datos, qué significado tiene la información, cómo compartir los resultados y qué acciones emprender. d) La flexibilidad en el proceso, esencial para adaptarse a los cambios en los beneficiarios (número, papel, conocimientos) y en su entorno.
Fuente: elaborado a partir de Estrella y Gaventa (1998) y Narayan-Parker (1993). Aunque el SEP responde a diversas finalidades, caben ser destacadas las siguientes, en particular las dos primeras: a) Estimación del impacto del proyecto, para comprobar si los logros han alcanzado los objetivos identificados, si éstos siguen siendo relevantes en el tiempo y si se han empleado las mejores estrategias de acción. b) Mejora de la planificación y gestión del proyecto de cara al futuro, reflexionando sobre la experiencia para formular nuevos objetivos y actividades. c) Fortalecimiento organizativo y aprendizaje institucional: la autoevaluación permite el incremento de las capacidades organizativas de las personas, lo que contribuye a promover la sostenibilidad, la replicabilidad y la eficacia de los esfuerzos de desarrollo. d) Articulación y negociación de perspectivas: el trabajo conjunto que exige el SEP entre todos los sectores implicados en el proyecto (población, ONG, administración) da pie a que cada cual presente sus necesidades, intereses y expectativas, y a que, a partir de ahí, puedan desarrollar estrategias y acciones conjuntas. e) Incremento de la rendición de cuentas de la cooperación: el SEP implica también que la población realice un seguimiento y evaluación del trabajo de las agencias de desarrollo, estimulando la responsabilidad pública o rendición de cuentas (accountability) por parte de éstas hacia los beneficiarios. En la actualidad el SEP se utiliza en una amplia gama de proyectos de desarrollo, como los de microcréditos o los de desarrollo rural. Un ejemplo es el seguimiento y evaluación llevados a cabo por la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauda (ACIN) sobre su propio plan regional multisectorial de desarrollo. Esta organización de indígenas colombianos está comparando los planes con los resultados obtenidos a lo largo del tiempo, lo que ha ayudado a las comunidades a conocer sus propias capacidades, mejorar sus capacidades de gestión, así como experimentar un proceso de empoderamiento, en la medida en que se sienten con más poder para negociar con los gobiernos provinciales y nacional, así como con el sector privado. La utilización del SEP requiere cuatro etapas: a) Planificación del proceso del SEP, que es clave para el éxito y requiere una negociación colectiva entre los diferentes agentes implicados en torno a diversos aspectos: la identificación de los participantes, la especificación de las expectativas de cada uno y de su tipo de implicación y responsabilidades, la definición de las prioridades e indicadores y la especificación de qué información se recogerá, cuándo y por qué métodos. b) Recogida de información, que puede realizarse mediante las técnicas de los diferentes enfoques participativos. c) Análisis compartido de los datos, por todos los sectores, incluida la población local. d) Transmisión de la información generada mediante la elaboración de la documentación pertinente, previo acuerdo sobre quién usará los resultados y cómo. Una vez concluido el proceso, es pertinente también discutir si resulta adecuado reiniciarlo de nuevo y cómo hacerlo. Como decíamos, para llevar a cabo el proceso SEP se suele utilizar la amplia gama de técnicas y métodos disponibles en los diversos enfoques participativos, adaptándolas a la evaluación a fin de comparar la situación antes y después de realizado un proyecto o determinadas actividades. Destacan en particular las técnicas del diagnóstico rural participativo (DRP), como son los diagramas de Venn, los mapas, los diagramas de flujos, así como técnicas audiovisuales como los cuentacuentos o el teatro popular orientadas a estimular el análisis. En ocasiones se utilizan instrumentos derivados del estudio antropológico, como la observación participativa y los testimonios orales, así como también técnicas cuantitativas como los cuestionarios o estudios de la situación ecológica. Un aspecto esencial son los indicadores para realizar el seguimiento y la evaluación, que pueden ser cualitativos o cuantitativos. Su selección resulta complicada, sobre todo cuando los sectores o personas participantes en el SEP son numerosos, debido a que: hay que buscar un equilibrio entre los factores con mayor importancia a escala local y los que tienen relevancia a nivel general; y a que deben abarcar no sólo los cambios tangibles, sino también los intangibles, sobre todo en proyectos que aspiran a factores como el desarrollo personal o social. N. Z. Bibliografía
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